Me fascinan aquellos que tienen ideas compartidas con otros y las defienden deportivamente porque están convencidos de que es lo acertado.
No soy de ese tipo de personas, ni siquiera tengo un sentimiento de pertenencia a algún grupo con ideología conocida que no sea la mía propia; no tengo ideales elevados, los míos son los más simples. Voy por libre, y aunque reconozco verdades en cada explicación, me quedo con mi sencillez, admirando lo que me gusta y aceptando lo que me disgusta de las personas.
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