viernes, 1 de abril de 2011

Inorgánicos, al amarillo.

Hay respuestas para todo. Por eso, los correos basura, que son los que se envían una y otra vez, contestan a necesidades no cubiertas de los individuos, seguramente la de pertenencia o de relación según Maslow.
Considero de mal gusto estos envíos repetitivos: no aportan nada personal, no son originales, puede ser que varias personas te lo hayan enviado anteriormente, hacen que el destinatario pierda tiempo, y el tiempo es dinero. Me pregunto dónde quedaron aquellas cartas que aparecían en los buzones adjuntando una moneda de peseta, que hablaban de la conveniencia de copiarla y enviarla a varios destinatarios, proyectos que aseguraban la suerte de todo aquel que continuase la cadena. Aquello me aportaba un beneficio, me pagaban una peseta por tiempo perdido, mientras los otros perdían su dinero y su tiempo. A ver cuando se le ocurre a alguien adjuntar un cheque al portador cuando me envíe esos correos.

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