jueves, 14 de abril de 2011

En privado

De conocidos a amigos hay un trayecto lo suficientemente largo como para que tétricos como yo ni lo intentemos. Nunca sabes cual es el final y no tengo un buen perder, no soy portadora del espíritu deportivo que te hace comprender que en algún momento aquella amistad no lo era. Los que parecen a veces el enemigo, del que yo soy claro ejemplo, pueden ser familiares que aunque te estén fastidiando constantemente, cuando los necesitas ahí están. Pero así continúa la vida, con el antiquísimo me dijo y le dije, y mis amigas por aquí y por allá, muy importantes todas.
Yo conozco a muchas personas y les ofrezco mi confianza, pero mi amistad sólo la tiene aquel que me comprende, que me corrige, que ve el sentido de todo lo que hago, que cede siempre por mí sin esfuerzo, que me consiente, que no intenta cambiarme, que encuentra en mí lo que sólo un amigo puede ver, aquel que me conoce mejor que yo a mi misma, aquel que no necesita leer esto para saber que siempre voy a estar ahí por si quiero saludar.

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